15/2/17

El Cristo Negro de Cáceres


El Cristo Negro de Cáceres es una talla anónima en madera de mediados del siglo XIV. La Imagen Titular de la Hermandad se habría realizado entre 1345 y 1360, aunque no se descarta que sea más antigua, según investigaciones del actual Alcalde Mayordomo y recuperador de la Hermandad, Alonso José Corrales Gaitán. Quienes han observado minuciosamente la Sagrada Imagen del Cristo Negro coinciden que su autor no pudo ser un principiante dado que todos los detalles del Crucificado son perfectos, es una obra con un notable conocimiento de anatomía, logrando que el espectador aunque no sea creyente, conozca claramente este momento histórico de la Pasión.
Según parece, la realización del Cristo Negro fue para acomodarlo en una capilla propiedad de un reducido grupo de devotos, situada en un palacio de las proximidades de Santa María, pero la intervención del Prelado de la Diócesis hizo que al final se colocase en el primero beatario y posterior Convento de Santa María de Jesús, religiosas bajo las reglas de San Jerónimo, que estaba situado en el lugar que en la actualidad es el palacio de la Excma. Diputación Provincial.
Inmediatamente toda la zona próxima a dicho lugar experimenta una creciente devoción hacia tan peculiar Crucificado, realizándose innumerables actos y cultos en su honor, en los que por supuesto también participan los correspondientes Prelados. Algunos de los cuales pidieron ser enterrados a sus pies o cerca de él. Lo mismo ocurrió con distintos miembros de la nobleza cacerense.
Pero a tan peculiar devoción de Cristo crucificado, como es de suponer no se le pudo poner limitaciones, por lo cual las capas más humildes de aquella lejana sociedad cacerense, también comenzaron a sentir una especial atracción hacia imagen tan extraordinaria.
Y fueron toda una serie de circunstancias sociales y devocionales las que provocaron la creación de la Cofradía del Santo Crucifijo de Santa María.


La Hermandad del Cristo Negro se fundó en Cáceres el 3 de mayo del año 1490. Los promotores de tan magnífica idea fueron quince hijosdalgos cacerenses, pero inmediatamente se les incorporaron un número indeterminado de vecinos de muy diferentes orígenes, pero todos con un mismo fin: la devoción pública hacia el Cristo Negro. Originariamente dicha cofradía no fue fundada con carácter penitencial, sino meramente de devoción y culto, realizando distintos actos públicos en honor de su imagen. Con la cual realizaban una procesión claustral por el interior del templo donde estaba expuesta, primero en el Convento de Santa María de Jesús y posteriormente en la Iglesia de Santa Maria la Mayor, hoy Concatedral. En muy contadas ocasiones procesionó visitando algún otro templo.
Y en lo referente a sus actividades, además de las propias religiosas, efectuaban sus miembros otras de carácter caritativo, tales como recoger a enfermos, darles comida y alojamiento y pagar el entierro o literalmente sepultar a personas que no contasen con medios económicos suficientes o ajusticiados.
El Cabildo rector se constituye con un Alcalde Mayordomo, dos Alcaldes y cuatro diputados o contadores, así como tres sustitutos de éstos, un clérigo y un escribano público que hacía las veces de secretario.
En el año 1547 contaba la cofradía con unas rentas anuales de 2.530 maravedíes.
En capítulo general, celebrado el 1 de agosto de 1651, siendo Mayordomo D. Francisco Martín Madmuelo, a propuesta suya, es aprobado por unanimidad que la mujer participe de manera activa en todos los acontecimientos de la cofradía.
En el siglo XVII es sacada la imagen en procesión al menos en cinco ocasiones, como consecuencia de distintas epidemias y calamidades que asolan a la ciudad de Cáceres, colocándose en otras tantas ocasiones en el altar mayor para que todos los devotos le puedan rendir honores.
Durante el siglo XIX fueron sus mayordomos: José Cortés, Juan Calbelo, Juan Jiménez, Benito Balhondo Digan, Francisco González, Rafael Vivas, Pedro González, Antonio Gracia, Vicente Alemán, Isidro Rico y Agustín Escallón, que desempeñó su cargo desde el 5 de mayo de 1870, hasta mayo de 1879. Presidiendo este Sr. la última reforma de los Estatutos.
Y es a partir de este momento, cuando la cofradía deja de realizar todo tipo de actividad pública, manteniéndose alguna reunión, según queda constancia en el libro de actas correspondiente.


La Hermandad del Cristo Negro fue recuperada en otoño de 1985 por un grupo de devotos, obteniendo el apoyo del Prelado, D. Jesús Domínguez Gómez, con la intención de procesionar con el Cristo en la Semana Santa Cacereña pero al mas puro estilo medieval, tal y como se hacía en los siglos XIV, XV y XVI, el Miércoles Santo, con salida procesional a las 24 h. de Santa María.
Para lo cual se creó todo un amplio ritual, ajustándonos escrupulosamente a los orígenes de la cofradía y a sus antiguas normas y ordenanzas
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Participamos en la procesión penitencial cincuenta miembros de ambos sexos, mas los nueve que forman la junta directiva o cabildo, todos portando un hachón o antorcha; nuestra túnica o hábito es de color negro y con capucha, evitando que se puede ver el rostro, con cíngulo de esparto a la cintura, guantes, zapatos y calcetines negros, evitando que se puedan ver los pantalones; al cuello medalla distintivo con cordón.
Antes de comenzar la procesión, todos los cofrades deberán hacer un juramento de obediencia y silencio delante de la imagen de rodillas y a puerta cerrada, acto que nadie más puede presenciar.
¡Que salga la hermandad del Cristo Negro, Dios lo quiere así!
Después de pronunciar esta frase, mero ritual de los caballeros medievales a la hora de enfrentarse con los enemigos de la religión, el Alcalde-Mayordomo dará tres golpes con el llamador de la puerta y abriéndose la misma, comenzará a salir el cortejo penitencial. Y miles de personas concentradas en la Plaza de Santa María, en completo silencio contemplan un espectacular desfile penitencial, como si de la Edad Media se tratase.
Además de la propia imagen puesta sobre unas andas metálicas, llevando como únicos adornos hiedra y un austero centro de varios cientos de lirios morados, con la única iluminación de dos hachones, uno a cada lado, la procesión está formada por una cruz de guía, una esquila, tres cofrades que llevan sobre tres cojines los símbolos de la Pasión (clavos, mazo y corona), también se procesiona un incensario que pesa mas de cien kilos, y delante de la imagen se porta el estandarte o pendón y la bandera de difuntos, detrás del Cristo se irá haciendo sonar un timbal destemplado como única música, imitando los latidos del corazón.
En lo referente al recorrido de esta procesión, será exclusivamente por el interior del barrio monumental de nuestra ciudad, es decir sin salir de las murallas bajo ningún concepto.


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